domingo, 29 de mayo de 2011

DEL DERECHO AL RECLAMO A LA GENERACION DE CIENCIA, TECNOLOGIA E INVESTIGACION

Las universidades se crearon con el fin de contribuir al desarrollo del país por medio de la generación de la ciencia, la tecnología, la técnica y la práctica de las diversas disciplinas del conocimiento humano, de tal forma, que se logre mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del país y del planeta en general. Además también debería formar jóvenes críticos, cultos y preparados para enfrentarse y para reclamar ante cualquier situación adversa que pueda ocurrir tanto en su contexto como a su ser individual.
La juventud es una de las etapas más hermosas y más importantes para el cumplimiento de este fin. La capacidad de aprensión  y creación están en su punto más floreciente, es así que, de la forma como emplee y a que dedique su tiempo, dependerá su vida adulta.
Lamentablemente en la actualidad peruana, la juventud está en un estado de aletargamiento, de franco conformismo; es un estado de crisis, causa una profunda preocupación saber que la juventud ya no es contestataria (en el modo positivo) ni está en contra de las ideas caducas y retrogradas; la rebeldía juvenil es sinónimo del pensar diferente y estás son las semillas de la novedad, de la ciencia, ¡de la verdadera ciencia!; qué hubiese pasado si  Copérnico y luego Kepler no ponían en discusión la teoría geocéntrica, hasta ahora se seguiría pensando que la tierra era el centro del universo; qué hubiese pasado si Einstein se daba por satisfecho con la física newtoniana o si Le Corbusier y Frank Wright no devolvían a los hombres la arquitectura,…, qué hubiese pasado si aquellas personas se conformaban con todo lo ya creado, simplemente nos extinguíamos como especie, porque nadie puede vivir en un mismo estado, la monotonía genera perturbaciones mentales y males biológicos, llevando esto a la degradacioón y luego a la muerte; además el hombre por naturaleza tiende al cambio, ya se ha para bien o para mal, esa es su ley y aquel cambio deviene del pensar diferente, de las revoluciones y del justo reclamo.
El Perú es un país del tercer mundo, un país subdesarrollado, y lo dicho por nuestros gobernantes  de que ya estamos a punto de alcanzar el primer mundo es un simple y tonto cuento chino, para aquellos que pretendan tapar el sol con un solo dedo, de aquellos que piensan que solo es necesario tener un crecimiento económico, pues, están muy pero muy equivocados; si todavía se siga pensando que los campesinos son “ignorantes” y que no deben participar en las actividades del país, si creen que tenemos que vender al país como si fuera la propiedad de los gobernantes sin importar como esto afectara a la comunidad o pensar que no interesa si la autoestima de nuestra gente no tiene interés  al grado de llegar a ver a los gringos y europeos como seres de otros planeta o como algo inalcanzable, pues, estamos equivocados.
 Sin cambios sociales, sin un estado favorable a los interese del país, sin gobernantes decentes y sin un justo respeto, entre nosotros y hacia la naturaleza, siempre estaremos candenados a ser pobres, además no solo es pobre aquel que no posea bienes materiales sino que también es pobre aquel que no sepa quererse, que no sepa admirar su pasado glorioso (en nuestro caso las culturas pre-Incas y la Inca); sino veamos como países que no cuentan con estos recursos llegaron hacer potencias mundiales, tal vez sea cierto lo comentado por Michael Porter. “que los recursos naturales son la condena de los países pobres”.
Finalmente tenemos que entender de una buena vez que el nuevo camino que nos llevara a convertirnos en un país del primer mundo, además de lo ya dicho, es la generación de ciencia, tecnología, la investigación y la tercerización de las actividades; el industrialismo es una cosa ya pasada, por lo tanto, sino invertimos en la educación en todos sus niveles, impulsando lo ya mencionado estamos condenados a permanecer en el subdesarrollo, seremos un país del tercer mundo, con grandes diferencias sociales y económicas, con constantes conflictos, con una gran corrupción.